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Foto: Master isolated images |
Bueno, después de publicar la
encuesta y recoger los resultados, ha llegado el momento de analizarlos y
mostrarlos.
A la pregunta de ¿Cuáles son los
5 Puntos a mejorar en la profesión?, ha habido respuestas variadas. Sin entrar
en el detalle de cada una, vemos que la mayoría de las opiniones se agrupan en tres
áreas
Mejora de la profesión:
Se incide en que no hay un
espíritu corporativo, ni un orgullo por la profesión. Los arqueólogos parecen
ser bastante individualistas y poco colaborativos en este aspecto. Se propone
en algún caso la necesidad de organismos como el IfA inglés que generen
estándares de trabajo.
Regulación de la profesión y ética
La mejora de la Profesionalidad,
y La ausencia de ética es un punto que parece interesar mucho. Regular el
sector, castigar la mala praxis de algunos profesionales, establecer criterios
comunes dentro de la Administración, o transparencia en el trabajo
arqueológico, son mejoras recurrentes. La ética hacia el Patrimonio Cultural, y
su respeto, también es un punto citado en este grupo de opiniones.
Mejora de las competencias
Mejorar la formación de los
profesionales, el modo de comunicarnos, estandarización de los procesos, etc…
En las opiniones sobre los puntos
a mejorar proporcionan tanta información las presencias como las ausencias. Es
significativo que nadie o casi nadie mencione como áreas de mejora:
- Las
competencias comerciales, empresariales y de negocio
- La
innovación (Solo una mención)
- La
relación de la Arqueología con la sociedad (Solo una mención)
- La
apertura del colectivo, excesivamente cerrado.
- El uso
de la tecnología
- La
colaboración entre profesionales
¿Las conclusiones?. Que la mejora
está en nuestras manos, individualmente y como colectivo.
Las cosas no mejoran solas. Ni
debemos esperar que sean los demás quienes den los pasos para ello.
Como ejemplo… Este último fin de
semana estuve visitando un yacimiento (de cuyo nombre no quiero acordarme…) en
el que se había hecho una excavación hace menos de 5 años, por una empresa, y
contratada por una fundación, no por una constructora (no tengo nada contra las
constructoras, pero en su objeto social no está la protección del Patrimonio).
8 áreas de excavación, que a día hoy están al aire, sin consolidación,
protección ni tapado. Obviamente el estado de esa excavación es más que
lamentable. Perfiles caídos, muros caídos, deterioro de los suelos hallados,
vegetación, etc…
Obviamente en el contrato no
estaba incluido el tratamiento posterior de la excavación, por lo que la
empresa no lo asumió (me imagino que el presupuesto iría justo), la fundación
no lo pidió, y según parece la Administración no lo exigió. No hubiera costado
demasiado volver a tapar las catas, pero no se hizo, y ahora el estado es
lamentable.
No voy a decir qué debiera
haberse hecho (es fácil criticar a otros cuando no se está en su lugar), pero
entiendo que no debiera haberse llegado a ese extremo.
Queremos una Arqueología de
calidad, una profesión respetable, una ética, una regulación… Todo eso empieza
en nosotros, en nuestros propios actos individuales como profesionales, estemos
donde estemos (En una empresa privada, en la Administración, en una fundación,
o como profesionales independientes).
Seguramente, a los lectores de
este post se les ocurrirán más puntos de mejora, diferentes o complementarios a
los ya mencionados. En los comentarios del blog hay espacio para el debate, que
debiera surgir. Y si no surge, también será muy significativo.
Antes que nada felicitarte por la iniciativa de este blog, me parece muy oportuna. En relación a la ética te diré que es una cuestión "poliedrica", pues la mala praxis no siempre esta relacionada con un comportamiento poco ético, sino que en ocasiones se explica por el interés de innovar lo cual a su vez se traduce en mayor competitividad y por ende más clientela. En este caso la empresa que no puede o no quiere -que las hay- innovar echa mano de la ética para justificar su inmovilismo. Es curiosa, en este sentido, la falta de comentarios en torno a la mejora de las competencias. En fin... nihil novum sub sole.
ResponderEliminarGracias por el comertario, Anónimo. En mi experiencia, he de decir que he visto poca innovación, en general. Hoy, una excavación arqueológica, por ejemplo, no es muy diferente de hace 20 años. Y muchas otras cosas de las que hacemos, o no han cambiado casi o son muy ineficientes.
ResponderEliminarEn cuanto a la ética... Personalmente creo que hay dos tipos de quejas respecto a la falta de ética. Las referidas a la mala práctica arqueológica: Hacer 40 sondeos cuando se han contratado 70, meter la máquina más de la cuenta, documentar poco y mal, abandonar los restos exhumados, etc... Y las referidas a las condiciones de contratación: Hacer bajadas temerarias, trapicheos de contratación bajo cuerda, competencia desleal, poner un técnico cuando se han contratado tres, connivencia con la destrucción de patrimonio, etc... que afectan tanto a los arqueólogos, como a los que contratan.
En mi experieniencia, ambas existen, y contra ambas hay que luchar, si de verdad son faltas de ética (Intuyo que a veces se califican como faltas de ética situaciones de comptencia comercial normal). Pero no sé si son el mayor problema que tiene la Arqueología comercial en este momento...
Creo que hay que ir a la raíz del problema para entender esta situación.
ResponderEliminarComo fondo tenemos una consideración muy negativa por parte de las Administraciones, los políticos y grandes empresas, que no olvidemos que son quienes han dirigido la política en este país. Para ellos somos un "mal menor" dentro de los grandes proyectos, un trámite a cumplir y un problema más o menos controlado que, en todo caso, no debería crecer.
El factor externo propicia que la situación se degrade, cuanto más, mejor. Y así el colectivo no tiene fuerza (es débil) para revindicarse; pierde voz en la toma de decisiones sobre los restos o actuaciones urbanísticas. Cada vez veo a más arquitectos y a menos arqueólogos en la toma de decisiones sobre Patrimonio.
Hay impedimentos o, lo que es lo mismo, una actitud negligente para la difusión, puesta en valor, etc, y evitar que se cree una conciencia social que cuestione los grandes proyectos de infraestruras o urbanísticos. Aunque se "permiten" las publicaciones especializadas por su caracter minoritario.
Y así sucesivamente. Si se tratase con la dignidad que revindicamos los restos arqueólogicos e incluso a los propios profesionales, se entraría en conflicto con gigantescos intereses, que nos superan con mucho.
A esto hay que sumar nuestras guerrillas internas, desunión, guerras de precios y todo cuanto pueda pensar cada uno, que lo ponen muy fácil.
La consecuencia lógica de esta situación es lo que tenemos ahora, un sector atomizado en microempresas siempre al borde de la rentabilidad, reducidas a ámbitos regionales, con suerte, mayoritariamente provinciales y a veces ni eso.
¿Problemas éticos? Es una consecuencia lógica. Para mí sería más criticable en un sector muy boyante, porque sería innecesario. Pero es irremediable en un sector como éste.
La profesión se metió en un sector excelente para el negocio, al estar tan vinculado a la construcción, con mucho dinero y creciendo cada año. Y a la vez nos metimos en la boca del lobo, porque los intereses que hay detrás nos superan de una manera que no llegamos a imaginar.
A los arqueólogos se nos tolera, siempre y cuando no nos convirtamos en una amenaza.
“La conciencia histórica que caracteriza al hombre contemporáneo es un privilegio, quizá incluso una carga que, como tal, no ha sido impuesta a ninguna otra de las generaciones anteriores."
ResponderEliminar"Entendemos por conciencia histórica el privilegio del hombre moderno de tener plenamente conciencia de la historicidad de todo presente y de la relatividad de todas las opiniones.”
Hans-Georg Gadamer (1900–2002) El problema de la conciencia histórica.