viernes, 2 de septiembre de 2011

La Arqueología profesional y la crisis

Solo hay que meter en Google la frase “Arqueología y crisis”. Encontraremos multitud de noticias como esta:

Que la Arqueología profesional, comercial, contractual, o como queramos llamarle,  está en crisis no es una noticia nueva. La conocemos muy bien todos los que estamos en ella. La excesiva dependencia del sector de la construcción la ha arrastrado en su caída.
Mi intención es que este post sea el primero de una serie, analizando el porqué de la crisis, y buscando soluciones.
Por cuestiones de origen de la Arqueología profesional, donde no me voy a parar mucho, (ésta nació a partir de una serie de hechos legislativos  como la LHP de 1985 y las sucesivas leyes de Patrimonio de las Comunidades Autónomas), la profesión tiene una idiosincrasia muy propia:


  • Depende excesivamente de la construcción
  • El modelo de negocio está poco desarrollado. No hay más que revisar las webs de las empresas y su oferta. Todas ofertan prácticamente lo mismo, y apenas hay propuestas de valor hacia sus clientes.
  • Como consecuencia, la base de clientes es pequeña. Se reduce a Promotores de obra civil, con o sin intermediarios (Consultoras diversas de ingeniería, medio ambiente, etc…), Administración pública, Museos y Fundaciones, en menor medida.
  • El sector tiene muy poca formación en temas empresariales y de gestión.
  • No hay innovación, entendida como creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado.
  • Apenas hay creación de valor para sus clientes, que en su mayoría no obtienen otra cosa, cuando se trata de obra civil, que el desbloqueo de un obstáculo administrativo.
  • Como consecuencia, el precio es el único elemento de competitividad, lo que impide el crecimiento del sector, dado que cualquier recién licenciado puede ser más competitivo en precio, que una empresa con infraestructuras y personal que mantener. Todo esto provoca la excesiva oferta de servicios y una atomización del mercado.

En fin, no parece que sea un panorama muy halagüeño, sin embargo no creo que la situación no pueda cambiar.
Desde luego no parece probable que vuelvan los tiempos del boom inmobiliario, ni las grandes obras civiles, que hicieron que en Madrid, por ejemplo, fuese hasta difícil encontrar un arqueólogo disponible en determinados momentos.
Y aunque volvieran, la situación no mejoraría, porque los problemas, como he apuntado más arriba, son de otro tipo. Esos problemas apenas afloraron cuando había suficiente oferta de trabajo, pero en época de crisis se convierten en un lastre.

¿Hay salida para la profesión?. Yo creo que sí. Creo además que en estos 20 años se ha contribuido, y mucho a la protección y gestión del Patrimonio Cultural. Pero también creo que hay que reinventar la Arqueología profesional:

  • Creando modelos de negocio que aporten valor a los clientes y a la sociedad
  • Creando empresas sólidas desde el punto de vista empresarial: Con innovación, formación, conocimientos de gestión, de tecnologías, etc...
  • Desarrollando estrategias comerciales y de marketing, hoy inexistentes
  • Acercándonos a la sociedad, de la que estamos muy alejados, y que en gran medida, nos ve como un obstáculo.

No es trabajo de un día, y muchos caerán por el camino durante esta crisis, pero si queremos tener un sector sólido, hay que iniciarlo.

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