Foto: Tungphoto |
¿A qué se dedica la Arqueología comercial?. Vale, sí, es una
pregunta retórica, pero no está de más analizarla.
La Arqueología comercial nace como un servicio, y
prácticamente, continúa así. Pocos han dado el salto a crear productos,
entendidos como servicios estandarizados y paquetizados.
Y dado que, en términos generales no fabricamos objetos
físicos, el producto de nuestro trabajo acaba siendo conocimiento, expresado de
diversas formas (mapas, informes, dibujos, fotografías, etc…).
Nuestros clientes nos pagan (aunque no lo sepan) por generar
conocimiento. La Arqueología comercial
está basada en el concepto de que “el que contamina, paga” ¿Y que paga?. Paga
el estudio de lo que va a afectar, de modo que su actuación constructiva/destructiva
se compense con el estudio de ese patrimonio. Es decir, que no se pierda ese
conocimiento por su acción. Y paga por en análisis de las medidas a tomar con
ese patrimonio. Y si eso fuera un pago voluntario, entonces pocos promotores
pagarían. Por ello la legislación obliga a esos señores a pagar.
Claro que el cliente promotor solo ve el obstáculo
administrativo que se libera al sufragar la intervención arqueológica. Vale,
pero el arqueólogo no puede tener esa visión tan limitada. Puede que el
paciente no vea la complejidad de la operación, pero el cirujano está obligado
a verla.
Es decir, que no nos
pagan para liberar un trámite administrativo, sino para generar conocimiento
sobre un pasado que va a ser afectado por una obra civil. Al promotor le
puede dar igual, pero eso es lo que él está pagando.
El otro caso más habitual es cuando la Administración, bajo
el criterio “conocer para poder proteger”, encarga trabajos. Ahí la cosa está
clara. De nuevo, nos pagan por generar conocimiento.
Si no generamos ese conocimiento,
no estamos haciendo nada útil. Debemos tener claro porque nos pagan, y qué
somos: somos empresas del conocimiento.
Nuestra razón de ser es generar conocimiento (Ojo, conocimiento y no solo información.
Y tan conocimiento es la excavación, como las medidas de corrección de impacto
o las propuestas de puesta en valor de un sitio).
Y si somos empresas del conocimiento, ¿porque no nos
comportamos como tales? ¿Por qué seguimos modelos de organización y trabajo arcaicos?
Necesitamos migrar hacia modelos nuevos de organización y de
trabajo. Modelos basados en la gestión del conocimiento, en optimización y
automatización del trabajo, en productividad, en innovación, en aprovechamiento
de la web, etc…
¿Cuantos arqueólogos usan sistemas de gestión documental,
CRMs, sistemas integrados de registro y documentación, tienen área de I+D, usan
metodologías de gestión de proyectos, control de rentabilidad, sistemas de
comunicación web, etc…?. Y no es cuestión de dinero. Muchas de esas herramientas son gratuitas o de bajo coste.
Yo todavía conozco a gente haciendo gran parte del trabajo en
Word… Y pensando que su trabajo es excelente, solo por haberle dedicado
cuatrocientas horas.
Es posible que dentro de un tiempo, esos modelos nuevos
permitan, a quienes los adopten, ser competitivos, más que quienes no lo han
hecho. En otros sectores igual de jóvenes que la Arqueología comercial, como las
TI, ya no se conciben otras formas de trabajar y organizarse.
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